ANSIEDADpsicologavecindariomariajesus
1. La ansiedad es una emoción básica, que no primaria, ya que forma parte de la dotación emocional de todas las personas. No es primaria, porque:
a) No es una emoción “pura”, no posee un sistema de condiciones desencadenantes propio, específico y distintivo como ocurre en el miedo, tristeza, sorpresa, asco, alegría e ira.
b) No tiene un procesamiento cognitivo propio y exclusivo
c) No tiene una experiencia subjetiva característica
d) Carece de una comunicación no verbal distintiva
e) Su forma de afrontamiento no es privativa
f) Su activación fisiológica no es singular.
2. Se trata de una emoción que toma recursos de otros procesos con los que comparte, además de su finalidad adaptativa, prácticamente todo.
La eficiencia de un sistema requiere que los recursos sean compartidos, ya que en caso contrario no podría dar respuesta a demandas que sobrepasen sus capacidades o, por el contrario, el sistema tendría que estar sobredimensionado para responder a las mismas, lo cual supondría una duplicación de recursos que tendría el coste de la ineficiencia (Sterling, 2003) En este sentido, la ansiedad toma prestados:
a) Del miedo todos sus elementos emocionales.
b) Del estrés su sistema de elicitación y afrontamiento
c) Recursos de los restantes procesos psicológicos y los optimiza para desarrollar sus intereses.
Por tanto, se trata de un sistema supraordinal de detección y procesamiento de información, para la organización de recursos ajenos, con un objetivo único que es preservar a la persona de posibles daños. Sin embargo, cuando este sistema se deteriora se produce una desorganización general del comportamiento.
3. Más que de una emoción en sentido estricto se trata de una actitud emocional cognitiva, ya que no es fruto de unos recursos propios, sino del establecimiento de una serie de sesgos cognitivos que actúan sobre el sistema de evaluación y valoración de la situación, permitiéndole de ese modo anticipar y preparar los medios psicológicos para dar respuesta más adecuada ante cualquier indicio de amenaza o riesgo para la persona, tanto en lo que se refiere a sus aspectos físicos como a los psicológicos.
Como consecuencia de todo ello, el desarrollo del proceso de ansiedad se encuentra totalmente determinado por el propio desarrollo personal, siendo especialmente críticas las experiencias que se producen durante las primeras etapas de la vida; esto hace que existan grandes diferencias individuales en todos los elementos que la configuran.
¿Cómo se ha definido la ansiedad clásicamente?
Clásicamente se ha definido la ansiedad como un estado de agitación, inquietud y zozobra, parecida a la producida por el miedo, pero carente de un estímulo desencadenante concreto y presente. O como un miedo sin objeto, aunque esto no siempre se cumple ya que a veces está asociada a estímulos concretos, como ocurre en el caso de la ansiedad social, aunque estos no sean objetivamente una verdadera amenaza en términos de supervivencia.
Esto lleva a distinguir entre miedo y ansiedad. La reacción de miedo se produce ante un peligro real y la reacción es proporcional al mismo, mientras que en el caso de la ansiedad el peligro no está presente y la reacción es desproporcionadamente intensa con la supuesta peligrosidad del entorno.
¿Cuál es la forma más adecuada de entender la ansiedad?
Actualmente, parece más adecuado entender la ansiedad como un sistema de procesamiento de informaciones amenazantes que permite movilizar anticipadamente acciones preventivas.
Las dos principales características definitorias de este proceso son:
a) Su capacidad para seleccionar y procesar información significativa
b) Su capacidad de proacción
Referencia bibliográfica
Fernández, E., García, B., Jiménez, M. P., Martín, M. D., & Domínguez, F. J. (2011). Psicología de la Emoción. Madrid: Universitaria Ramón Areces.
Centro de Psicología María Jesús Suárez Duque
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