ANSIEDADpsicologavecindariomariajesus
Se podría decir que prácticamente todo el mundo sabe lo que es sentirse angustiado, preocupado, nervioso, asustado, tenso o lleno de pánico. Con frecuencia, sentir ansiedad o angustia no es más que una molestia, aunque a veces puede llegar a incapacitarle e impedirle hacer lo que quiere hacer de verdad con su vida.
Actualmente disponemos de tratamientos nuevos y eficaces para la depresión y para todos los tipos de ansiedad (ansiedad crónica, la timidez, la ansiedad por hablar en público, la ansiedad por los exámenes, las fobias y los ataques de pánico) que permiten cambiar cómo se siente. El objetivo del tratamiento no es una simple mejora parcial, sino la recuperación plena. Se pretende que usted sea capaz de despertarse por las mañanas libre de miedos y lleno de ganas de emprender el día, diciéndose a sí mismo que es estupendo estar vivo.
Formas que puede adoptar la ansiedad
• Preocupación crónica: se preocupa constantemente por su familia, su salud, su carrera profesional o su economía. Se le revuelve el estómago y tiene la impresión de que está a punto de pasarle algo malo, aunque no es capaz de determinar cuál es exactamente el problema.
• Miedos y fobias: puede tener miedo a las agujas, a la sangre, a las alturas, a los ascensores, a conducir, a viajar en avión, al agua, a las arañas, a las serpientes, a los perros, a las tormentas, a los puentes o a quedarse atrapado en lugares cerrados.
• Ansiedad por la actuación: se queda paralizado siempre que tiene que hacer un examen, actuar o hacer algo delante de otras personas o competir en una prueba deportiva. • Ansiedad por hablar en público: se pone nervioso cuando tiene que hablar ante un grupo porque se dice a sí mismo: «Temblaré y todos verán lo nervioso que estoy. Se me quedará la mente en blanco y haré el idiota. Todos me despreciarán y me tomarán por un neurótico total».
• Timidez: se siente nervioso y apurado en las reuniones sociales porque se dice a sí mismo: «Todo el mundo parece encantador y relajado. Pero yo no tengo nada interesante que decir. Lo más probable es que se den cuenta de lo tímido que soy y de lo fuera de lugar que me siento. Deben de pensarse que soy una especie de tipo raro o de fracasado. Soy el único que se siente así. ¿Qué me pasa?».
• Ataques de pánico: siente ataques de pánico repentinos, terribles, que parece como si aparecieran sin más y le atacaran de manera inesperada, como un rayo. En los ataques usted se 1 Pienso, luego temo siente mareado, el corazón le palpita con fuerza y tiene hormigueos en los dedos. Quizá se diga a sí mismo: «Debo de estar teniendo un ataque al corazón. ¿Y si me desmayo, o me muero? ¡No puedo respirar! ¿Y si me ahogo?». Intenta aferrarse a la vida. Al poco rato, la sensación de pánico desaparece de manera tan misteriosa como llegó, dejándolo a usted desconcertado, asustado y humillado. Se pregunta qué habrá pasado y cuándo volverá a pasarle aquello.
• Agorafobia: le da miedo estar fuera de su casa porque piensa que le va a pasar algo terrible (que va a sufrir un ataque de pánico, quizás) y que no habrá nadie que pueda ayudarle. Puede tener miedo a los espacios abiertos, a los puentes, a las multitudes, a estar en la cola del supermercado o a viajar en transportes públicos.
• Obsesiones y compulsiones: le acosan pensamientos obsesivos que no puede quitarse de la mente e impulsos compulsivos de realizar rituales supersticiosos para controlar sus miedos. Por ejemplo, puede que lo consuma el miedo a los microbios y que tenga el impulso irresistible de lavarse las manos una y otra vez, todo el día. O quizá se tenga que levantar varias veces después de acostarse para mirar la cocina, simplemente para cerciorarse de que no se ha dejado encendida la lumbre.
• Trastorno de estrés postraumático: le acosan los recuerdos o imágenes de algún suceso terrible que sucedió hace meses, e incluso hace años, como una violación, unos malos tratos, torturas o asesinatos.
• Preocupación por su aspecto físico (trastorno dismórfico corporal): le consume la sensación de que su aspecto tiene algo de grotesco o de anormal a pesar de que sus amigos y su familia le intentan tranquilizar diciéndole que tiene un aspecto normal. Puede que piense que tiene la nariz deformada, que le clarea el pelo o que su cuerpo tiene una forma rara. Puede que se pase muchísimo tiempo consultando a cirujanos estéticos o mirándose al espejo en el intento de corregir el defecto porque está convencida de que todo el mundo puede ver lo terrible que es su aspecto.
• Preocupaciones por su salud (hipocondría): va de médico en médico quejándose de molestias, dolores, fatiga, mareos u otros síntomas. Está seguro de que padece alguna enfermedad terrible, pero el médico siempre le tranquiliza diciéndole que no le pasa absolutamente nada. Usted se siente aliviado durante algunos días, pero no tarda en empezar a obsesionarse de nuevo con su salud.
Si le acosa alguno de estos miedos, quisiera preguntarle una cosa: ¿cuánto daría usted por que yo pudiera enseñarle a superarlos? Imagínese por un momento que mañana tiene que pronunciar una conferencia o que hacer un examen importante, y que esta noche podría acostarse sin tener ese nudo en el estómago, sintiéndose confiado y relajado. Si se siente solo y mantiene una lucha contra la timidez, ¿cuánto daría por poder entablar una conversación interesante con facilidad con cualquier persona y en cualquier lugar? Y si padece fobias, ataques de pánico u obsesiones y compulsiones, ¿cuánto daría usted a cambio de que yo pudiera enseñarle a vencer esos miedos para siempre? Estas metas pueden parecer imposibles, sobre todo si lleva años luchando contra la ansiedad o la depresión, pero estoy convencido de que puede vencer sus miedos sin píldoras y sin largos tratamientos de terapia. Puede que no sea esto lo que usted está acostumbrado a oír. Si consulta a su médico, quizás éste le diga que tiene en el cerebro un desequilibrio químico y que tendrá que tomarse una pastilla para corregirlo. Sin embargo, las últimas investigaciones confirman lo mismo que me ha enseñado mi experiencia clínica a lo largo de los años: que usted puede vencer sus miedos sin medicamentos. Lo único que necesita es un poco de valor, sentido común y las técnicas que puede adquirir mediante atención psicológica.
Centro de Psicología María Jesús Suárez Duque
C/ Tunte,6 Vecindario (Frente al Centro Comercial Atlántico, a la derecha de la oficina de correos)
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